Sobre el aborto

Qué es el aborto

Un aborto inducido es acabar con la vida de un ser humano en el seno materno. Es decir, matarlo.

Los eufemismos y el lenguaje proabortistas tienen por objetivo esconder esta realidad. Entre ellos encontramos:

  • la «interrupción voluntaria del embarazo»
  • los «derechos reproductivos»
  • la «salud reproductiva»
  • los «derechos de las mujeres»
  • o la famosa expresión "mi cuerpo, mi decisión"

que buscan la deshumanización e invisivilización del ser humano en desarrollo dentro del seno materno. Todas estas expresiones niegan las nociones más elementales de Embriología, Medicina, Genética y demás ciencias biológicas.

  • ¿acaso el bebé elige voluntariamente ser asesinado? ¿Es interrumpir un sinónimo adecuado para matar?
  • ¿Qué tiene que ver el derecho a ser o no madre con el de matar a un hijo que ya está vivo?
  • La salud de nuestro aparato reproductivo es tener hijos. Matarlos no tiene nada que ver con la salud.
  • Las mujeres no tienen derecho a matar, igual que los hombres.
  • Nadie aborta su propio cuerpo. Aborta el cuerpo de otro ser humano.

Como puede verse, estas expresiones son la negación misma de la ciencia desde instituciones oficiales y grandes corporaciones. Un 95% de científicos afirman, sin género de dudas, que la vida humana comienza en la concepción (en el momento en que una mujer se queda embarazada).

La gran contradicción

La postura pro-aborto es, en realidad, incompatible con la defensa del derecho a la vida y con los Derechos Humanos, tan manidos y mencionados hoy día, y esto, de frente y sin tapujos, se vende muy mal al público, aparte de contravenir la legislación internacional. Proponer asesinar a un bebé de pocas semanas no encaja bien en el marketing moderno.

Así que todo el esfuerzo discursivo se centra en tapar la realidad hablando de otras cosas: de que en muchos países es legal y por lo tanto legítimo, de «empoderamiento», de que es todo muy voluntario y libre, de compasión selectiva, de políticas supranacionales –ONU, OMS, etc–, de supuestos estudios, de peligro para la salud de las mujeres, de contracepción, o de dramas insuperables.

Son formas muy elaboradas de persuasión emocional sin base científica o racional. Venden un falso concepto de libertad: nunca ha habido ni habrá jamás libertad legítima para matar a otro, especialmente si ese otro es muy pequeño y vulnerable. Porque la libertad de uno termina donde empieza la de los demás. Por lo tanto hablar de libertad «porque puedo hacerlo» es una grave manipulación. También el asesino mata a su víctima poque es capaz de hacerlo (en ese sentido es «libre»), pero lógicamente está sujeto a la Justicia y pagará por ello. La maldad o bondad del acto de matar no depende de que sea legal, sino del derecho natural que dice «matar está mal».

Estrategias de ocultación

El abortismo trata desesperadamente de esconder lo que es el aborto: un enorme negocio donde las vidas humanas no cuentan, ni la de la madre cuando salga por la puerta después de abortar, ni la de su hijo asesinado, que será desechado en una bolsa de restos biológicos (que probablemente sean utilizados en otros negocios posteriores).

El abortismo presenta el aborto como «la» opción, y hará creer a la mujer que respeta y promociona su libertad (esta falsa libertad de la que hemos hablado), mientras elabora un mensaje subliminal derrotista, que sigue 2 líneas argumentales principalmente:

1) La deshumanización del bebé: «no es nada, sólo unas células». Y «es tu derecho». Estas mentiras parecerán verosímiles porque es el discurso cultural actual, de los medios y las ideologías reinantes hoy día. Muchas mujeres las creen por ignorancia.

2) «este embarazo no te compensa o no te conviene para tu vida actual; no eres capaz de afrontarlo; en una balanza entre la vida de tu hijo y tu conveniencia, debes elegir tu conveniencia y tu mejor opción es matar a tu propio hijo»

Son ideas que o bien la consideran débil y cobarde, o bien la invitan a cobrarse la vida de su hijo para «quitarse un problema», con un simple objetivo: cobrar el coste del aborto de ella o del Estado. La realidad es que en lugar de quitarse un «problema» de 9 meses, se crearán otro mayor que durará toda la vida. El de saberse responsable de la muerte de tu propio hijo.

Estas técnicas de venta intentan desconectar a la mujer de su propia humanidad, de su instinto maternal, de su propia naturaleza, de su moral.

Aprovechan el miedo, la inseguridad y la dificultad del embarazo no deseado para proponer una falsa solución: la muerte de su propio hijo, precisamente a quien debería proteger y amar.

Los operadores de aborto se aseguran de ocultar a la mujer la imagen de su hijo en la ecografía, y el sonido del latido de su corazón. Porque prácticamente todas las que lo ven y oyen siguen con el embarazo.

Y además, tampoco le van a decir que la mujer embarazada ya es madre y su hijo ya existe, y que, por tanto, tiene el mismo derecho a la vida que ella misma. Ni que por muy legal que sea, el aborto sigue siendo inmoral, cruel y cobarde. Es muy probable que tampoco le informen de todos los efectos secundarios y las consecuencias de abortar (físicas, psíquicas y espirituales). No le advertirán de que, si no quiere hacerse cargo de él o ella, darlo en adopción es la única decisión verdaderamente respetuosa para ambas vidas.

Pero no sólo los abortorios ocultan esta información por su afán de lucro, sino que la cultura dominante progresista hace ese trabajo de manipulación en los medios y redes, y ya prepara a las mujeres para que se inclinen hacia el aborto, pues lo venden como algo normal y un derecho. Hablamos de millones de impactos en medios, redes sociales y cauces oficiales. El abortismo posee la poderosa máquina de los medios de comunicación masiva y, por desgracia, la connivencia de muchos gobiernos, organizaciones supranacionales y ONGs.

La realidad es que existen ayudas más que suficientes para llevar a término el embarazo, y todo ello es perfectamente superable. Y si, como ya se ha dicho, con toda la ayuda ofrecida, la mujer no desea tener a su hijo, puede darlo en adopción, respetando su vida.

Dejadas a su suerte

La mujer suele darse cuenta de las mentiras de la industria del aborto demasiado tarde, cuando su decisión no tiene vuelta atrás. A partir de entonces tendrá que convivir con ella misma. Y hasta que no pase por un proceso de sanación y perdón, no se perdonará lo que ha hecho. Y sufrirá múltiples efectos mentales y físicos, a veces de forma subconsciente, con una incidencia muy variable entre persona y persona.

Algunos profesionales sanitarios llegan a la industria del aborto pensando que ayudan a las mujeres, llenos de buenas intenciones y ávidos de ganar dinero. Es muy frecuente la mentalidad de «no es asunto mío» y «cada mujer tiene el derecho de elegir», olvidando que esa libertad y desentendimiento significa la muerte violenta de un ser humano que no puede defenderse ni protestar.

Desde el momento en que se pretende justificar la aniquilación violenta de una vida humana en base a la conveniencia o a circunstancias vitales, tenemos una grande y cruel injusticia. Tenemos una sociedad enferma que ejecuta a sus bebés y encima pretende justificarlo con eufemismos y ocultaciones muy sofisticadas.

Vídeos sobre el aborto

La web CHOICE42.com (Derecho a decidir para ambos) contiene animaciones y vídeos referentes al aborto, tanto sobre el procedimiento, como sobre el debate social y los conceptos más extendidos del pro-abortismo.

La mayoría de ellos están en inglés, pero también los hay en español. Recomendamos su visualización a toda aquella persona que esté pensando en abortar, así como a quienes se sienten favorables al aborto, o tolerantes como una cuestión "de cada cual".

 



Qué no decir sobre el aborto

En la defensa provida, siempre bienintencionada, cometemos errores conceptuales que se nos han colado con las corrientes del proabortismo, el relativismo, etc., y que es conveniente poner en claro para no caer en ciertas trampas.


1.- «Creemos que la vida empieza en la concepción»

No, no lo creemos. LO SABEMOS. Nuestras creencias son irrelevantes para los abortistas.

No necesitamos creerlo como nuestros ancestros. Que la vida comienza en la concepción es un hecho científico verificable que se enseña en las facultades de medicina, está escrito en los papers de las revistas científicas, en la embriología y hasta se ha filmado en los documentales de National Geographic.

2.- «Ese bebé podría ser el próximo… Beethoven o el médico que descubriese la cura del cáncer».

Como providas valoramos el derecho a la vida por encima de la calidad percibida de esa vida, y no por lo que esa vida contribuye a la sociedad.

El origen de nuestro valor como seres humanos no viene de nuestros logros, sino que somos un regalo de Dios. Nunca sabremos lo que podrían haber hecho los millones de bebés aniquilados.

3.- «Las violaciones son sólo el 1% de los abortos»

Cuando “admites” que ese 1% de abortos es más admisible, o simplemente admisible, ya estás cediendo demasiado terreno. Y si te dice ¿qué pasaría si las violaciones fueran el 100%? Te obliga a defenderte. Te presentarán como insensible al drama de la mujer.

La violación es un crimen y el violador es un criminal.
  • El aborto no evita las violaciones. Tampoco evita el dolor y el sufrimiento de la violación.
  • El bebé no tiene que pagar ni es responsable por las circunstancias de su concepción. No las eligió.
  • Científicamente no hay diferencia entre un bebé concebido en una violación de cualquier otro o de cualquier persona adulta. Todos tenemos la misma dignidad.
  • El bebé no es responsable de los pecados de su padre. Y a nadie se le obliga a pagarlos en ningún otro escenario de la vida.
  • El aborto no sólo no evita el trauma de la violación, sino que suma otro trauma

4.- «Si una mujer no quiere tener hijos, debería poner medios»

Este argumento es contraproducente. Sugiere que la contracepción es una solución del aborto, lo cual es falso (sólo lo son la castidad y el matrimonio). Además este argumento deja al hombre fuera de la ecuación. Y culpa a la mujer por una decisión del pasado que no se puede revertir. El embarazo es AHORA. Esta afirmación es prejuiciosa y ofensiva.
Todos cometemos fallos. Seamos comprensivos y compasivos. No dejes que abandonen el tema del aborto y te lleven por el camino de la contracepción.

5.- «Los abortos más tardíos son peores que los tempranos».

No. Todos son igualmente salvajes. Si aceptas este argumento les das la oportunidad de adoptar posturas que podrían percibirse como “razonables”, “ajustadas”, “moderadas” o “equitativas”.

Te dirán que como los tardíos son peores, por eso hay que redoblar los tempranos.

Los abortos tardíos son más “escandalosos” y sangrientos, pero matan exactamente igual que los tempranos.
Texto elaborado a partir del libro "What to say when" de Shawn Carney, disponible en Amazon.
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